Mitos y verdades sobre el cigarrillo electrónico

Publicado el miércoles 20 de mayo de 2015

En Argentina, la importación, distribución y comercialización del cigarrillo electrónico está prohibida por la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) por disposición 3226/11. Esta medida se encuentra alineada con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Además, la Ley Nacional de Control de Tabaco N° 26.687 incluye al cigarrillo electrónico como producto de tabaco. Es por eso que no está permitida su utilización en lugares cerrados de acceso al público como bares, restaurantes, locales comerciales y lugares de trabajo.

5 mitos sobre el cigarrillo electrónico

(Fuente: Unión Internacional Contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias)

La novedad y expansión del cigarrillo electrónico generó una serie de mitos en torno a él que se han esparcido en la población, hecho peligroso debido a la escasa información científicamente válida que existe sobre el uso de este dispositivo, y la facilidad con la que la industria tabacalera ha logrado posicionarlo como «el salvador de los fumadores».

#Mito1 No hace daño, es solo vapor

El cigarrillo electrónico contiene nicotina –alcaloide con un efecto funesto para el cerebro medio y el cerebro primitivo anterior- y otros químicos no especificados en la mayoría de los casos. No hay manera de que los consumidores del cigarrillo electrónico averigüen lo que realmente contiene el producto.

La FDA (institución encargada de la administración de medicamentos y alimentos en Estados Unidos) ha comprobado que algunos cigarrillos electrónicos contienen dietilenglicol – químico que tiene un historial de envenenamientos masivos y muertes- cuando se usa de forma inadvertida en lugar de propilenglicol en productos de consumo.

#Mito2 Ayuda a dejar de fumar

La nicotina es una de las drogas más adictivas que existen. Consumirla a través de la combustión de un cigarrillo convencional o de la vaporización de un cigarrillo electrónico no tiene ninguna diferencia.

El Proyecto de Control Internacional de Tabaco (ITC Project) realizó la Encuesta de Cuatro Países (Four-Country Survey) en Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Australia, demostrando que los usuarios de cigarrillos electrónicos no tienen más posibilidades de dejar de fumar que los no usuarios.

#Mito3 No afecta al consumidor pasivo

No pueden excluirse efectos adversos en la salud de los consumidores pasivos, debido a que el vapor emitido al ambiente contiene partículas líquidas finas y ultra finas inhalables, nicotina y sustancias que provocan cáncer.

El uso indiscriminado del cigarrillo electrónico en ambientes cerrados, lugares públicos y, sobre todo, en presencia de mujeres embarazadas, niños, ancianos o personas enfermas es un peligro latente, que podría causar una serie de daños a corto y mediano plazo aún no calculados por la industria de la salud y los gobiernos.

#Mito4 No es adictivo

Al contener nicotina, es igual de adictivo que el cigarrillo convencional. A su vez, su forma moderna y sus sabores novedosos (chocolate, café, entre otros) –especialmente para adolescentes- incitan a su consumo más que el cigarrillo convencional, tornándolo extremadamente atractivo para una población vulnerable.

#Mito5 Los menores de edad pueden consumirlo

Respecto al uso entre jóvenes, las preocupaciones incluyen el impacto negativo potencial de la nicotina en el desarrollo del cerebro de los adolescentes, así como el riesgo de la adicción a la nicotina y el inicio del consumo de cigarrillos convencionales u otros productos de tabaco.

Asimismo, un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, mostró que la experimentación y uso reciente de los cigarrillos electrónicos se duplicó entre los estudiantes de secundaria y preparatoria del 2011 al 2012. Ello resulta en un estimado de 1.78 millones de estudiantes que han usado alguna vez cigarrillos electrónicos a partir de 2012.